jueves, 26 de junio de 2008

Todos los fuegos

Hace unos cuantos años, el principal motivo de queja de mis vecinos no eran las veredas en mal estado, la inseguridad ni cosas parecidas. Los vecinos se quejaban de L, el Tano y de este que escribe. No se daban cuenta estas viejas chismosas que por ver sonreír a tres criaturas de 8 o 9 años, un buzón volado por un petardo igual de poderoso que una granada de mano, es bastante poco. A diario golpeaban la puerta de nuestras casas para informarle a nuestras madres las hazañas de sus pequeños e inocentes retoños, y para exigirles castigo y resarcimiento por esa bombita de pintura estrellada en su fachada o por ese picaporte meticulosamente embadurnado con un moco verde. A pesar del enojo materno, de las canas prematuras y de los castigos siempre evitados a base de buenos resultados escolares y un par de días de fingida contrición y aburrida corrección, no sentíamos la menor vergüenza de que las señoras hablaran sobre nosotros en la fila de la verdulería con exagerada indignación porque le explotamos el timbre dos veces en una semana. Es más, creo que sentíamos un secreto orgullo.
Por aquellos años, vivía en la cuadra un sujeto al que nadie saludaba pero todos conocían. Era un elemento mas o menos inofensivo, aunque todos sabían que se ganaba la vida con actividades mas o menos deshonestas que variaban de temporada en temporada, aunque nunca lo suficiente como para estar en el terreno de lo legal. Un tiempo cortaba autos robados, después reducía electrodomésticos, también robados, o falsificaba tarjetas de crédito. En fin, un delincuente de barrio. Es de suponer que no le convenía tener problemas con la gente del barrio, y menos siendo estos vecinos tan pacatos que serían capaces de llamar a la policía, o peor aún, al vaticano, o a la santa inquisición, a supermán, a batman y al llanero solitario.
En aquella época todos coincidían en que el tipo vendía drogas, vaya uno a saber si era cierto, pero a juzgar por la frecuencia con la que paraban autos en la puerta, se bajaba uno, otro esperaba y un par de minutos después se iban con las luces apagadas, es bastante probable.
Siendo las cosas como eran, resultaba una víctima ideal, que soportaría cualquier molestia sin decir una palabra con tal de evitarse una discusión. Así, cada tarde juntábamos las cajas de cartón que desechaba la fábrica de medias, y ni bien caía la noche, cuando empezaba el movimiento de autos con las luces apagadas, las disponíamos en una prolija fila en el medio de la calle, de cordón a cordón, poníamos hojas secas, ramitas y cualquier porquería que encontráramos y cómodamente las prendíamos fuego. Luego nos escondíamos en el jardín de L a ver como los autos daban vuelta en U a mitad de cuadra. El pobre delincuente clase B seguramente hervía de bronca, pero guardaba el mas modesto de los silencios. Solo un par de veces gritó algo de que nos iba a matar, que era mas o menos lo que nos gritaban los demás vecinos.
Las fuegos fatuos se encendieron cada noche durante un par de semanas, hasta que sucedió lo único que no habíamos previsto. Esa noche de otoño, había mas viento que otras. Nos costó bastante trabajo encender la pira, pero cuando prendió, el viento avivó el fuego de una forma genial. Las llamas parecían dragones que se alzaban varios metros sobre la calle e iluminaban el barrio con majestuosos e intensos rojos y brillantes naranjas. Era fa fogata mas maravillosa que habíamos hecho para nuestros humildes rituales paganos.
Los bomberos apagaron el poste de teléfono, tarde, naturalmente, cuando ya todo el barrio estaba incomunicado.

lunes, 23 de junio de 2008

En la vereda de la dama de azul



Desacralizar el arte, bajarlo de su pedestal. Llevar el símbolo a otro contexto, teñir el el significante para cambiar el significado. Acercar la obra al caminante y darle motivos para abrir los ojos, para buscar, para que ir o venir no sea solo caminar.

+ La autora, acá y acá
+ La cuna del proyecto, acá y acá.

jueves, 19 de junio de 2008

"Capitalismo salvaje" es una redundancia

A proposito de conflictos y oligarcas, a ver si se entiende:

"Y yo pregunto a los economistas, políticos, moralistas, si han calculado el número de individuos que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infancia, a la ignorancia crapulosa, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico"


Joao Batista Almeida Garret (1799-1854)

lunes, 16 de junio de 2008

Mile end

O, como acomodar los muebles mientras se incendia la casa.



¿alguien le da play cuando pongo música?

viernes, 13 de junio de 2008

Sombra de una sombra

En casa siempre se escuchó tango. Mis primeros recuerdos están teñidos del sonido dulce y melancólico del fueye. Así era esa casa, con tango como banda de sonido que mi viejo traía pegada bajo la piel, hecha carne, de tanta esquina, tantas milongas, escolaso, hipodromo, tabaco y café, que llenó su vida durante muchos, muchísimos años. En casa, Troilo, Salgán o Floreal Ruiz eran como de la familia. Si cualquiera de ellos hubiera golpeado la puerta alguna vez, hubieran tenido todo lo que habrian esperado de una familia, un lugar en la mesa, un refugio contra el frío, ropa limpia, pero también el cariño y la fraternidad de quienes en verdad los querían, aunque jamás los hubiésemos visto, ese no es el punto.
Tal vez por ese amor por esta música que el viejo supo transmitirme, es que cada vez que escucho un tango, la música me lo devuelve de la muerte, aunque sea un rato, tan real como si estuviera ahí, acompañando con un tabaco, con algunas palabras en esa voz ronca del humo y los años.
Alguna vez, alguien me dijo que no hay nada mas real que un sueño o un recuerdo, pero, sombra de una sombra, mis recuerdos van difuminandose, disolviendose en el aire, hasta el punto que en ciertas ocasiones temo buscar esas fotografías donde me reconozco como un niño feliz en brazos de ese cuyo rostro ya casi no recuerdo.

Este domingo es el día del padre. Ya se que es una fecha comercial, pero yo simplemente voy a poner un disco de Troilo o el Trio Argentino, y esperar que mi viejo se siente a mi lado y me convide un cigarrillo, para darle este abrazo que traigo guardado desde hace 27 años.

miércoles, 11 de junio de 2008

Lo que no se ve no existe

Ya había pasado un largo día desde que me enteré que Charly había tenido otro problema con la ley, hasta que vi en televisión como lo reducían y ataban como a un criminal o un animal peligroso. Ya estaba enterado de lo que había sucedido, donde, y que pasó después, la internación en terapia, el traslado a un psiquiátrico. Cuando vi esas imágenes o antes, cuando vi las fotografías que publicaron los diarios, sentí un profundo asco. Asco, si. Sentí asco porque se mostraba así, tratando de llenar un espacio en una hoja de papel, en una pantalla, reduciendo al artista a una cosa que se muestra urgente, no sea cosa de perder la primicia, no vaya a ser que otro la publique antes. No importa si es humillante y degradante. Hay que publicarlo. ¿Que importa quien está en la foto, que hizo todos estos años, si nos dio su arte y nos hizo felices, si nos hizo pensar, razonar y emocionar, si en mas de uno despertó la vocación de la música, si con todo lo que nos dio hizo de este un lugar mejor, cuales son sus méritos, sus talentos? ¿a quien le importa? Lo único que importa es que se sacó, que gritó, pataleó, rompió todo. Eso es lo único que importa. No importa nada, no existe nada, solo lo que se puede apreciar con los ojos, el resto no es.
El periodismo le sacó lustre a eso de patear el árbol caído. Muchachos, ser periodista es otra cosa. Dejenlo en paz, ya le hicieron bastante daño. Pónganse a laburar en serio.



Tu tiempo es un vidrio
tu amor un fakir, mi cuerpo una aguja
tu mente un tapiz.
Si las sanguijuelas no pueden herirte
no existe una escuela que enseñe a vivir.
El angel vigía descubre al ladrón
le corta las manos,
le quita la voz,
la gente se esconde
o apenas existe,
se olvida del hombre, se olvida de Dios.
Miro alrededor,
heridas que vienen, sospechas que van
y aquí estoy
pensando en el alma que piensa
y por pensar no es alma,
desarma y sangra.

Desarma y sangra - Charly García (1980)

martes, 10 de junio de 2008

Slogan

Banco ******, desde 1884 cagando gente.

sábado, 7 de junio de 2008

Marche un infierno para el mercenario

Palmó Neustadt. Ahora el mundo es un mejor lugar. Festejemos ¿quien destapa el champagne?

miércoles, 4 de junio de 2008

Es el fútbol, estúpido!

Si Marx viviera, diría con toda seguridad que el fútbol es el opio de los pueblos.

lunes, 2 de junio de 2008

Lunes temprano

Me despertó la luz. No la luz del día, que es bastante escasa en esta parte de la casa. Me despertó la luz artificial, esa que es una mala sorpresa cuando uno se recuerda al mundo, después de algunas horas de sueño. Me desperecé un poco y me vi ahí, parado frente al placard buscando ropa. Según dice el reloj es temprano. Como quince minutos tengo por delante hasta que sea hora de levantarme, pero estoy ahí, levantado ya. Mientras ese yo que veo busca ropa, yo, que sigo en la cama, voy a dormir un poquito mas.
Me despierto de nuevo, con esta luz molesta que me va a dejar ciego. Todavía me quedan unos minutos de sueño y cobija y aliento a noche que se resiste a irse. Escucho el sonido de la ducha. Me escucho silbando mientras me ducho. No quiero salir de la cama, aun no es tarde. Ahora me veo agarrando todo para ir en busca de esa rutina que hace que todos los días sean uno y el mismo.
Todavía me queda uno o dos minutos, pero como ya me fui, mejor me levanto y de paso me fijo como dejé el baño.