Tan extraña es la forma en que medimos el tiempo como la que usamos para administrarlo. Mientras se cambia de la puerta de la heladera el almanaque viejo por uno recién estrenado, se hacen toda clase planes, promesas, se trazan objetivos a cumplir antes que ese almanaque quede caduco. Y es probable que el 15 de enero ya se hayan olvidado, que humanos somos todos, el vulgo asimila costumbres sin preguntarse. Esta, una mas.
Por mi parte, empecé bastantes cosas en los últimos tiempos, carrera nueva (cuanto hace que no estudio!) una vueltita por la música, qué de polvo tienen mis instrumentos, y no prometo nada, que dejar de fumar lo intenté año a año, no será un fracaso 2008, si se me ocurre lo intento, no voy a mirar la fecha.
El cambio de almanaque me agarró con el departamento en obra ¿a vos?
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Lamento decepcionar a los que esperaban que escribiera alguna miseria bajo ese título, no estoy hecho de esa madera.
Hace 11 años.
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